viernes, 12 de octubre de 2012

Pensamiento GLOBAL comida LOCAL

Quiero empezar recomendando dos libros que he leído últimamente, que ayudan a hacerse consciente del problema de la insostenibilidad en la alimentación de hoy en día. Tenemos que actuar y modificar todos los hábitos que a nivel individual favorecen la sostenibilidad alimentaria. Uno es, “Despilfarro” -El escándalo global de la comida- de Tristam Stuart, y el otro, “Otra manera de vivir”, de Jane Goodall.

La tierra ha sido generosa y nos ha aportado todo tipo de recursos pero el ser humano, primero desde la ignorancia y me atrevería a decir que, ahora desde el completo conocimiento, está acabando con todos ellos.

La población se ha triplicado en los últimos 60 años, el hambre y la demanda energética no paran de aumentar. Dependemos por completo de un recurso finito, el petróleo. Recomiendo ver el documental “Una granja para el futuro”. http://www.youtube.com/watch?v=51BjCvZqA4s


A raíz de la sobrepoblación, se ha recurrido a la agricultura y ganadería intensiva. La aplicación del monocultivo, extensas cantidades de tierra donde se cultiva un único cultivo para maximizar beneficios, y la saturación de la tierra con fertilizantes químicos, plaguicidas, herbicidas y funguicidas, para proteger el cultivo del que depende todo beneficio, hace que la tierra cada vez sea menos productiva, quedando desprovista de nutrientes y perdiendo diversidad, sin darse cuenta que la diversidad es lo que protegería el cultivo frente a alguna enfermedad. Cada vez tienen que echar más pesticidas porque los insectos se vuelven resistentes a los productos químicos. Se calcula que anualmente, se arrojan a la superficie del planeta unos 3.000.000 de toneladas de productos químicos de uso agrícola, afectando también a los ríos, lagos, otros cultivos…

Es positivo que cada vez, son más los agricultores que descubren que las explotaciones ecológicas, con cultivos diversos y rotatorios, son mucho menos vulnerables a las enfermedades y más resistentes a las condiciones meteorológicas adversas. En España, el 25% de los agricultores sostenibles, dedicados a crear ecosistemas sanos sin utilizar productos químicos, obtienen mayores rendimientos que los industriales. Más evidente es aún cuando hay sequías o inundaciones. Los monocultivos industriales utilizan alrededor de un 30% más de combustibles fósiles que los cultivos ecológicos. Los cultivos ecológicos mantienen la biodiversidad, respetan los recursos, tienen deshechos que no contaminan, no utilizan productos químicos a menos que sea absolutamente necesario, tratan a los animales de forma humanitaria, los cultivadores obtienen un precio justo y los trabajadores son bien tratados, contribuyendo a la distribución local de los alimentos (evitando costes de manipulación, envasado y contaminación por el transporte).

La ganadería intensiva favorece las granjas que crían un solo tipo de animal, teniéndoles hacinados, y haciéndoles crecer y engordar del modo más rápido y barato posible para obtener el mayor beneficio, dándoles hormonas y antibióticos. Una buena noticia es que al menos, la UE ha prohibido la administración constante de antibióticos al ganado, práctica que se realizaba de manera habitual para protegerles de enfermedades, las cuales son consecuencia de las condiciones de hacinamiento y tensión. Algunas bacterias han desarrollado resistencia a los antibióticos, entrando en la cadena de alimentación humana (como los profilácticos), la resistencia bacteriana en las personas está aumentando con mucha rapidez.

Estoy completamente en contra del consumo de carne, por motivos que no vienen al caso pero que iré explicando más adelante. Pero al menos, quien quiera seguir consumiéndola tendría que tener en cuenta que aunque es verdad que la carne ecológica cuesta el doble que la criada de forma intensiva, si tenemos en cuenta la contaminación ambiental, las enfermedades y trastornos en el organismo humano, la deforestación y resto de aspectos aquí comentados, el precio de la carne producida de forma intensiva, es igual o incluso más cara que la ecológica.

Hay un agotamiento de las reservas mundiales de pescado, como consecuencia de la sobrecarga en nuestros mares, océanos y lagos, junto con la utilización de métodos devastadores e insostenibles y la contaminación del agua. Redes de arrastre y sedales que se extienden cientos de km, redes de malla tan estrechas que atrapan a los peces pequeños antes de que tengan la oportunidad de madurar y arrastreros aspiradores que succionan todo lo que se mueve… destruyendo campos de alimento de muchas especies, arrecifes de coral y bosques de algas.

Cuanto más se desarrolla un país más cantidad de carne se consume y más se imitan los malos hábitos de los países desarrollados (cocacola y bebidas gaseosas, comidas rápidas de McDonalds, KFC...). Este tipo de hábitos hace que aumente la obesidad, las enfermedades de todo tipo y sea anti-sostenible. En EEUU, el 20-25% de la población come en algún restaurante de este tipo cada día y el 30% de los niños y jóvenes entre 4-19 años se alimenta diariamente de esta comida. La obesidad afecta al menos a 300 millones de personas entre EEUU, Reino Unido y ciertas partes de Asia y Europa. Solo en EEUU, el gasto en facturas médicas asciende a 100.000 millones de dólares y 300.000 muertes anuales, según la Asociación Norteamericana de obesidad. Mientras los niños de las zonas más pobres del mundo pasan hambre, e incluso mueren a causa de las hambrunas, los del mundo desarrollado se enfrentan a la epidemia de la obesidad.

¿Insostenibilidad? ¿Qué podemos hacer?

Los países menos desarrollados luchan contra la sobrepoblación, la pobreza y el hambre, mientras su tierra y sus recursos naturales van para otras partes más ricas del mundo, que alquilan o compran terrenos para cultivar comida que en gran medida se despilfarra en los países de destino, llenando de divisas extranjeras los frecuentes bolsillos corruptos de los altos cargos del gobierno. Los pequeños agricultores familiares de los países importadores no pueden competir con los productos importados que son más baratos.

La mejor manera de ayudar a los países en desarrollo es ofrecer a los proveedores un precio justo por sus productos asegurándose que haya una distribución equitativa entre sus trabajadores cuyas condiciones de trabajo son buenas, en vez de pagar a trabajadores explotados que agotan su suelo a fin de producir excedentes innecesarios para los países ricos. Cuando los recursos se agotan, los compradores pueden llevar sus encargos a otros lugares pero no pasa lo mismo con los agricultores del lugar. 
En cifras:

1 kg de carne necesita 15.000 l de agua
1 kg de arroz necesita 1.500 l de agua
1 kg carne necesita entre 8 y 12 kg de cereal (que se destina a pienso)

El 40% de cereales cultivados del mundo se destina a alimentar ganado, supone aproximadamente 1/3 de suelo arable del mundo y 700 mill toneladas de cereales. Además el ganado consume 500 mill de toneladas de tubérculos, raíces, harinas de pescado, salvado, legumbres, semillas oleaginosas y harina de soja, que podrían destinarse a alimentar personas.

Globalmente damos al ganado 3 veces más comida de lo que el ganado nos da en forma de leche, huevos y carne. Es un uso ineficiente de recursos si pensamos que esos cereales podrían utilizarse para alimentar directamente a muchas más personas que la carne producida.

Los productos  alimenticios y agrícolas viajan unos 900 millones de km por tonelada, solo dentro de las fronteras de EEUU según USDA (Departamento de agricultura de EEUU).La dependencia de los alimentos globales va en aumento, a veces se necesita más energía para transportar la comida que la energía que se obtiene al comerlos, ¿tiene sentido?

¿Somos conscientes de la cantidad de comida que se tira a la basura diariamente?

Si se suma la comida que se tira en hogares, restaurantes, supermercados y tiendas (incluidos los cereales para producir alimentos de origen animal desechados) de EEUU, Europa y Reino Unido habría suficiente para satisfacer a todas las personas que pasan hambre en el mundo entre 3 y 7 veces.

Deberíamos comprar solo lo que vayamos a comer y comer lo que compremos. El problema no es tanto el valor nutricional de lo que se tira, sino los recursos empleados para obtenerlos.
Hay una sobreproducción (140% aproximadamente) para asegurarse el compromiso con los supermercados por parte del sector agrícola. Pierden menos dinero si hay excedente que si hay déficit pero si la cosecha es buena, en muchas ocasiones los excedentes ni se sacan del suelo. Habiendo gastado tierra, agua y energía. Alrededor de un 52% de las cosechas se despilfarra.

La FAO estimó que se descartan anualmente 20 millones al año de pescado, un tercio de lo consumido por los humanos. Habría que reducir capturas accidentales que se arrojan por la borda como redes de arrastre y llevar a cabo una gestión responsable de las poblaciones de peces. 


Enhorabuena a "Ni un pez por la borda", comparte, firma y apoya: http://www.niunpezporlaborda.org/#signup-formA parte se estropea entre 10 y 12 millones de toneladas de pescado, especialmente en las zonas más pobres del mundo por carecer de instalaciones e infraestructuras para mantener el pescado fresco antes de llevarlo al mercado.

Un Ratio importante es el de eficiencia (recurso/caloría): cuántos recursos se emplean de media para producir la cosecha en comparación con las calorías producidas. Pues bien, para obtener:


1 tonelada de tomate se necesitan 31 millones de Kcal de energía primaria y produce 170.000 kcal
1 tonelada de trigo necesita 600.000 kcal energía primaria y produce entre 3-3,5 kcal

Si no se despilfarrara tanto, la tierra podría utilizarse para cultivar otros cultivos que ahora se importan (incrementando la autosuficiencia), cultivar biocombustibles, desintensificar la agricultura y reducir la dependencia de combustibles fósiles, mejorando los hábitats naturales.

Se calcula que se despilfarra el 25% de los recursos alimentarios mundiales, esto supone un despilfarro de agua por importe de 675 trillones de litros de agua (cantidad suficiente para cubrir las necesidades domésticas de 9.000 millones de personas que gastan 200 l diarios).

¿Sabéis que los burócratas de Bruselas diseñaron unas normas para garantizar unas cualidades estéticas de los productos agrícolas dentro de la Unión Europea, afectando los productos importados de Japón y EEUU? Esto explica que las zanahorias del supermercado sean todas iguales, mientras no ocurre lo mismo con las que se recogen en un huerto tradicional. Tras las quejas de los agricultores, en 2008 se consiguió relajar estas normas, pero habría que ir más allá y abolirlas, ya que esto favorece el despilfarro.

La solución es REDUCIR, REDISTRIBUIR Y RECICLAR. Dejar de crear excedentes y residuos, evitar el gasto de recursos y presión sobre el medio ambiente. Evitar la digestión anaeróbica de alimentos en vertederos y favorecer que los desperdicios sean alimento para ganado, ahorrando así emisiones de carbono. Utilizar ALIMENTOS LOCALES y ESTACIONALES, lo menos modificados y refinados. Y utilizar PROTEÍNA VEGETAL (comida para muchos) en lugar de ANIMAL (comida para pocos), por salud personal, por respeto hacia los demás y hacia el medio ambiente.